Les avions

giraba sus hélices de colores para hacernos reír, cuando los cordones de mis zapatillas rojas se proponían quedar bajo mis pies, provocando una caída tormentosa que se veía inevitable, o cuando el día tenía demasiado poco Sol para hacernos reir, Ágata descendía del cielo para hacernos felizes con el movimiento travieso de sus hélices, además, nos solía regalar alguna nube de las que se le quedaban atrapadas en los rizos de su cabellera de león cuando atravesaba alguna borrasca tormentosa.
-¡Ahí viene Ágata!- Grtábamos tas una sonrisa tan grande que hasta las caries mas profundas de nuestras bocas se podían ver.

2 comentarios:

  1. Existen personas que viven solo para hacer felices a los demás, bonita entrada (:

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  2. Ö yo se las desenredaria con cuidado y las meteria en un botecito de cristal para poder mirarlas cuando quiera.
    me gustó tu blog :)
    pasate! puede que te guste el mio (:

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