Hombretones flaquitos allá donde los haya

A Leo los dias de viento le ponían la cara de amor, pues las pequeñas corrientes que cruzaban los pasillos de su casa se le colaban bajo el jersey de rombos y le hacian cosquillas, aunque siempre acababa tosiendo pues alguna brisa traviesa se le prendia a las costillas.
Entonces iba yo, a quitarle del apuro, lo abrazaba bien fuerte, hasta que toda corriente se desprendiese de su cuerpo flaquito y en su interior solo quedase un vacio que ocuparía el amor que en cada beso le insuflaba.

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