Nieve en Groelandia


A Miguel le gustaba el frío y la lluvia, con sus sonidos y silencios que se cuelan bien adentro, que resvalan, y te hacen temblar.
Estaba acostumbrado a tener siempre una capa de escarcha sobre sus huesos, una costra helada que siempre estaba ahi. Tambien le gustaba la nieve, a veces, se empachaba con ella y prometía no volver a comer más, pero ambos sabiamos que eso no era cierto.

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