Escondía las carcajadas por la tripita y nariz.


tenía todo el miedo, guardado en los hombros y estómago, al ponerse nervioso, éste le subía hasta los ojos, provocándole un ataque de llanto de los grandes, de esos que te dejan los ojos rojos y te hacen escupir las palabras, una a una, cachito a cachito.
En cambio, para su hermana Jacqueline, todo le provocaba fuertes ataques de carcajadas, la pequeña las guardaba, y a veces escondía, por la zona de la tripita y nariz.
Al leve suceso que le pareciese gracioso (todos o la gran mayoría) estallaba, soltando todas esas carcajadas que acumulaba al comer galletas de chocolate durante su jornada.
Mamá hacía todo lo posible para que dos niños tan adversos conviviesen, a veces, le pedía Jacqueline que le prestase unas pocas carcajadas a Sam, o viceversa porque nunca se sabe cuando necesitarás una buena dosis de llanto.

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